Hotel Tuluá
Doña Rosaura escobar monto a principio del siglo XIX el hotel Tuluá en la esquina sur oriental del parque Boyacá sobre la carrera 26 con calle 26.desde allí estableció una cátedra de servicio y una tradición de culinaria y repostería de la que todavía hay huella. Su hija benilda y su nieta carmelita lozano la conservaron hasta mediados del siglo XX para un poblado como Tuluá el hotel de misia Rosaura fue el epicentro para una ciudad de paso que no tenía ni los pergaminos de Buga ni ambiciones mayores que las de sus pardos y mestizos que trabajaban en la tierra vecina. Sus huéspedes fugaces como murillo toro, temporales como el ingenio Cisneros, el constructor de los ferrocarriles o permanentes como Joaquín sierra el gran diseñador de los canales de riego de los valles colombianos, ayudaron a construir Tuluá.
Desde allí también se irradio la García infinita de los manjares del terruño. Las típicas chuletas que después volverían famosas nacionalmente a el restaurante bola roja, se enseñaron a hacer allí maría fundadora del comedero de la chapeta paso por la escuela de su cocina antes de entronizar su nombre y su razón en los bistecs y empanadas de más conspicuo y sui generis de los restaurantes tulueños.
No se guarda ningún daguerrotipo de Rosaura escobar pero los nietos y biznietos de los hijos que tuvo con los huéspedes afincados de hotel Tuluá se encargó de conservar la tradición para hacer inolvidable su hospedaje hasta que apareció luminoso uno de esos descendientes en los cuentos y novelas de Gustavo Álvarez Gardeazabal.
Fuente bibliográfica:
Libro-“recuerdos tulueños” Compilador: Hernando Vicente escobar. Producto cultural realizado con el apoyo del municipio de Tuluá, departamento administrativo de arte y cultura. (Documento existente en la biblioteca municipal).